jueves, 28 de noviembre de 2013

LA MÁQUINA DEL TIEMPO


 ¡Hola amiguitos!
 Que razón tenía Montoro cuando dijo aquello de que España iba a ser, una vez mas, el asombro del Universo. Bajo la férula del PP no es solo que estemos recuperando el lugar que nos corresponde entre los países mas prósperos y solventes del mundo mundial (y que perdimos, única y exclusivamente, por culpa del nefasto Zapatero), es que el gobierno de Mariano Rajoy es capaz, incluso, de dejar boquiabierta a la comunidad científica internacional con sus logros. Y, además, ellos solitos, sin gastar un euro en investigación ni tener que mantener a una caterva de sabihondos carísimos y prepotentes, que tiene mucho mas mérito.
 Sin ir mas lejos están consiguiendo demostrar algo que muchos estudiosos consideraban imposible: que se puede viajar en el Tiempo. El proyecto “Aquellos Maravillosos Años”, en el que los Populares en bloque, bajo el lema “Con Franco vivíamos mejor”, han trabajado, y lo siguen haciendo, codo con codo con las Fuerzas Vivas del país, como la Iglesia y los Empresarios, ya ha logrado llevar a España a los años 60, aquellos de los Planes de Desarrollo, en que las suecas acudían en tropel a caer seducidas por el atractivo  primario y cejijunto de nuestra raza, y no solo se espera que pronto culmine sus objetivos de reintegrarnos a una de las épocas mas gloriosas de la nación española: los años 40, sino que ya hay gente trabajando en un segunda fase, que tendría como lema “Con Felipe II vivíamos mejor”, cuyo objetivo sería devolver a España a la era en que en nuestro Imperio no se ponía el sol.
 Cumplí los 17 el año que murió Franco, por lo que me perdí los años mas esplendorosos de Régimen, pero aun conservo recuerdos y tengo algunas nociones, de primera mano, de lo que representó para este país. Por eso me gustaría contaros, a todos aquellos que no tuvisteis la suerte de vivírlo en vuestras carnes y no sabéis, por tanto, lo que os espera, algo de lo que fue aquella época, que Mayor Oreja definió tan acertadamente como “de extraordinaria placidez”.
 Ya se que algún rojo descontento se estará llevando las manos a la cabeza diciendo que a mayor oreja menor cerebro y que a ningún político europeo se le ocurriría elogiar los años de Hitler o Musolini, pero, amiguitos, tened en cuenta, en primer lugar, que los tontos son mas felices que los sabios, y, en segundo, que hay una gran diferencia entre estos dos dictadores y Franco, y es que ellos perdieron su guerra mientras que Franco ganó la suya.
 Y, una vez aclarado ésto, paso a relataros, como hiciera aquel negrito del África tropical, las múltiples cualidades de esa época sin par.
 Para empezar las calles eran mucho mas seguras por que, si a alguno se le ocurría dar una voz mas alta que otra, enseguida aparecía un señor con sotana, con camisa azul o con uniforme gris que le daba dos hostias bien dadas y se acabó la tontería. Por aquel entonces la policía no tenía que andarse con mariconadas ni hacer el paripé democrático de que su misión fuera servir y proteger a los ciudadanos y podía dedicarse, enteramente, a su autentica labor de procurar que ninguna oveja se saliera del redil. Y, por supuesto, a ningún juez se le ocurría interferir si hacían su trabajo con un exceso de entusiasmo (como pasa hoy con los pobres Mossos de Escuadra). Con lo que uno podía ir tranquilamente por la calle, sin temor a que una turba de “hippies” (los perroflautas de entonces), o de descamisados manifestando su inquina y su rencor, interrumpiera su tranquilo pasear. 
 Tampoco existía la llamada “violencia de genero”, ni hacía falta editar libros como Cásate y se sumisa, por que las mujeres sabían cual era su sitio (la cocina y la parroquia) y no se metían en asuntos que no eran de su incumbencia. Y si a algún marido se le iba un poco la mano, por que su mujer no le manifestaba suficiente respeto, era un asunto de índole privada y tampoco a ningún juez huelebraguetas se le ocurría meter las narices.
 Al no existir los partidos políticos no había escándalos de corrupción asociados a ellos, y los cargos de responsabilidad eran ocupados por personas (generalmente unos señores con gafas oscuras y/o bigote finito) genéticamente idóneas para ello, pues sus familias llevaban haciéndolo durante muchas generaciones. Como estos señores simplemente ejercían su derecho natural a ser justa y suficientemente remunerados por los sacrificios y desvelos inherentes a su posición social, no había que incoar largos y costosos procesos por cohecho o malversación, la Justicia podía dedicar su valioso tiempo a perseguir robagallinas, como el Lute, y los periódicos sus valiosas paginas a lo que verdaderamente importaba a los españoles como las Copas de Europa del Real Madrid o el tamaño del último atún pescado por el Caudillo. Por que, ademas, gracias a estos prohombres, el “españolito de a pie” podía desentenderse de los abstrusos y farragosos asuntos del Gobierno, la Economía o la Administración, dejándolos en sus competentes manos, y dedicar sus esfuerzos y las escasas luces que suelen poseer los individuos de su clase a la no pequeña tarea de, primero, comer todos los días, y, mas adelante, de casarse, tener hijos y comprarse un Seiscientos y dejar de ser “de a pie”.
 Podría escribir páginas y mas páginas sobre las bondades y ventajas de aquellos maravillosos años, pero no quiero ser (mas) pesado. Ademas de que, ¿para que contaros nada?. De no suceder un milagro (y ya sabéis lo que pensamos los ateos de los milagros) muy pronto, amiguitos, las vais a experimentar por vosotros mismos. Si es que no lo estáis haciendo ya.

 Salud y saludos

 Pelota Productions

 P.D. Una curiosidad histórica. En esos años a la clase trabajadora se nos llamaba “productores”. Había una consigna de evitar, como fuera, utilizar la palabra “obreros”. Hoy en día, como casi ningún trabajador se considera a si mismo como un obrero, les hemos ahorrado esa molestia. Así nos va.