jueves, 6 de marzo de 2014

LA CIUDAD DE LA TOLERANCIA


 ¡Hola amiguitos!
 La verdad es que la poderosa razón que impidió la publicación de la Noticia de la Semana pasada no ha sido otra que haberme ido de viaje, concretamente a Amsterdam. Y esta semana, recién aterrizado, no he tenido tiempo de hacer nada. Pero, aunque no sea mas que por no faltar a la cita, os puedo ofrecer algunas fotos y algunas impresiones del viaje.
 La primera vez que estuve en Amsterdam fue a finales de los 70. Y aunque el choque cultural y social fuera, en aquellos años, mucho mayor que ahora, cada vez que he vuelto no he dejado de reparar en la enorme distancia que nos sigue separando.
 Siempre he considerado Amsterdam como la ciudad de la tolerancia. Se que cuando digo esto mucha gente piensa inmediatamente en el barrio de las luces rojas y en los “cofeeshops”, pero éstos, en realidad, mas que una muestra de tolerancia (aunque también), me parecen, mucho mas, una muestra del sentido practico de los holandeses. En todos los lugares del mundo existen las drogas y la prostitución. Y el hecho de que estén prohibidas, perseguidas y castigadas con mayor o menor dureza ni acaba con ellas ni soluciona los problemas que puedan causar. Mas bien los agrava y causa otros nuevos. Y por eso, en mi opinión, los holandeses, que son, como os digo, una gente con un enorme sentido practico, han decidido legalizarlas y regularlas. Se evitan, de esta manera, tanto los problemas de orden público (no existen las mafias, ni del narcotráfico ni de la prostitución , pues, aunque ésta sea legal, el proxenetismo sí es delito), como de salud pública (el Estado controla la calidad de las “mercancías”, y, os lo puedo asegurar, se controla severamente la edad de los que pretenden acceder a estos servicios). Y, ademas, los trabajadores de ambos sectores proporcionan al Estado cuantiosos ingresos (después del comercio de armas las drogas y la prostitución son los negocios que mas dinero mueven) y tienen protección social y sanitaria. Como os digo, una solución que requiere cierta cantidad de tolerancia pero, mucho mas, de sentido común.
 Existen, en cambio, otras cosas que, en mi opinión, demuestran, de manera mas inequívoca, el espíritu tolerante y librepensador de Amsterdam.
 La primera y mas evidente son las omnipresentes bicicletas. Resulta imposible mirar a ningún lado, que no sea hacia el cielo, sin posar la vista, no en una, sino en decenas o cientos de bicicletas. Lo cual vuelve a ser una indudable muestra de sentido practico, ya que se trata de vehículos pequeños, que no hacen ruido y no contaminan, pero, también, son un magnifico igualador social. Ricos o pobres, elegantes o astrosos, todo el mundo es igual subido en una bici. Ademas de que todos utilizan el mismo tipo de bicicletas: unos hierros enormes (por lo general con un humano también grandísimo subido encima, por lo que conviene tener cuidado con ellas ya que no se les oye venir). Un detalle curioso, y significativo: he visto bicicletas pintadas, decoradas y con multitud de inventos, generalmente artesanales, para transportar en ellas niños, mascotas o cualquier otra cosa, pero lo que no he visto, os lo puedo asegurar, es ¡ni una sola puta "muntanbaik"!. Aunque es cierto que, allí, hubiera tenido que ver mountain bikes, por que todo el mundo habla correctamente ingles, pero tampoco he visto ninguna de estas; de verdad, ni una.
 La otra cosa que siempre me ha llamado la atención quizás sea menos evidente en un principio, pero, cuando llega la noche, se hace tan visible como llamativa: nadie corre las cortinas de las casas. Cuando he comentado esto mucha gente me ha respondido: ¡claro!, ¡para aprovechar la poca luz que hay!, como allí no tienen nuestro sol... . Lo cual podría ser cierto por el día, pero ¿al caer la noche?. Por que cuando oscurece las calles de Amsterdam se convierten en una especie de enorme acuario. Las ventanas son muy grandes, a menudo ocupan la practica totalidad de la fachada (esto si es por que no tienen nuestro sol) y las casas son como peceras, bien iluminadas, en las que podemos ver, con total claridad, como se desenvuelven sus ocupantes. Y esto, amiguitos, me hace pensar que, lo que ocurre, es que, a esta gente le importa un comino, no solo como vive el vecino, si no, lo que me llama aun mas la atención, lo que pueda pensar el vecino de como viven ellos. Por que, os lo aseguro, se ve de todo. Y algunas casas, sobre todo si hay niños, son autenticas leoneras.
 Pensadlo, amiguitos, en este país, donde, la mayoría de las veces, nos mostramos mas pendientes de que el vecino crea que nos va muy bien y que disfrutamos muchísimo de la vida, que de disfrutarla de verdad ¿no es una estupenda lección de laissez faire de la que tendríamos que tomar nota?. ¿No viviríamos mucho mejor si nos ocupáramos de vivir y disfrutar de nuestra vida en vez de tratar de darle envidia al vecino?.
 Salud y saludos

 Pelota Productions