martes, 21 de abril de 2015

MITOS CON PIES DE BARRO


 ¡Hola amiguitos!
 En Pelota estamos ya hasta los respectivos órganos sexuales de la campaña de mitificación con que los medios tratan de vendernos la década de los 80 como una época feliz y maravillosa. Y, ademas, con una banda sonora incomparable.
 Hay que decirlo y hay que decirlo alto y claro, ¡los 80 fueron unos años de mierda!.
 Si en los 60 llegó a parecer - una vez mas - que la Revolución era posible, y en los 70 que era inevitable - e incluso inminente -, en los 80 se nos cayeron todos los palos del sombrajo, y el Capitalismo resultó que no era un tigre de papel, si no un ave exótica de brillante y colorido plumaje ante la que todos quedamos embelesados.
 La Revolución que asomó en los 60 tenía en común con todas las revoluciones - y con la lógica mas elemental - una cierta austeridad. Como lo definió, acertadamente, Julio Anguita: "vivir sencillamente para que los demás puedan sencillamente vivir". Pero tuvo, también como todas, una característica que la diferenciaba de las anteriores, un componente, por decirlo así, "hedonista". No estábamos en el mundo para sufrir y ganarnos el cielo y, tampoco, para trabajar como mulas y acumular un montón de cosas y posesiones, si no para disfrutar  de la inmensa suerte de estar vivos. La vida burguesa se nos presentaba como una aburrida y lamentable perdida de un tiempo escaso y precioso que podíamos dedicar a actividades mas satisfactorias para nuestra humana naturaleza.
 "Sexo, droga y rock 'n' roll", para simplificar. La música - la expresión artística en general - como medio de expresión y  de comunicarnos con los demás, las drogas psicotrópicas como medio de ensanchar la mente, y el sexo…, ay el sexo, amiguitos. Quizás lo mas representativo de los 60 y los 70 fue la revolución sexual. Por primera vez en mas de mil años - desde el advenimiento de la nefasta, asfixiante, represiva y antinatural civilización judeocristiana - el sexo se desligaba, no solo de la reproducción si no, incluso, de la pareja o del "amor", para volver a ser - como lo fue entre griegos y romanos y en muchas otras culturas - una alegre celebración de la naturaleza humana y de la enorme capacidad de ésta para disfrutar y ser feliz. Y además gratis. (Por si alguno cree que estamos exagerando la importancia del sexo a la hora de hacer una Revolución, le recomendamos la lectura de  La Revolución sexual ,  de Wilhelm Reich).
 Y en éstas estábamos cuando llegaron los 80. Y llegó el SIDA - que no queremos decir que su aparición fuera provocada pero, ¡caramba, que coincidencia! - y se acabó el alegre triscar y follisquear. Y desaparecieron los psicotrópicos - desde mediados de los setenta era prácticamente imposible encontrar LSD, lo que se vendía como "ácidos" era metanfetamina - y se extendieron los anestésicos opiáceos. Y la Música - y el Arte en general, aunque algunos se habían adelantado - dejó de ser la expresión de una forma de vivir para convertirse en un producto de consumo, y las multinacionales empezaron a patrocinar grupos y festivales.
 Y llegaron Reagan y la Tatcher y Juan Pablo I y el paro endémico. Y Nike descubrió la deslocalización. Y cayó el muro de Berlin - y por el mas lamentable de los motivos, por que en el Este no había Casera - y, como dice Iggy Pop, algo se perdió, por que el Capitalismo, perdida la competencia y alcanzado el monopolio ideológico, podía por fin deshacerse del odioso Estado del Bienestar que mantenía a regañadientes. Por que el Capitalismo, efectivamente, no era un tigre de papel, pero tampoco el ave exótica con que se publicita, si no mas bien un virus capaz de mutar para adaptarse, y cambió sus rígidas costumbres y transformó el hedonismo en consumismo, el disfrute de las cosas en sibaritismo y los deseos de realización personal en el fementido "trabajar en lo que te gusta" - como si a alguien le gustara ser basurero, o el noventa por ciento del resto de los trabajos - y, amiguitos, quien mas quien menos, todos acabamos pasando por el aro. Los hippies se volvieron yuppies. Y de aquellos polvos vinieron estos lodos.
 En la carpetovetónica España, para mayor INRI, los 80 van asociados a otros dos conceptos a cual mas manido y falseado: la Transición y la Movida. Ya contamos aquí que la Transición que nosotros vivimos no fue una época de concordia y entendimiento, si no una en la que amigos o conocidos eran asesinados. En ésta situación podéis imaginar lo que pensábamos de esos niñatos que aparecían de repente contándonos que se habían enamorado de la moda juvenil. La tan cacareada Movida no fue mas que una colección de niños bien - la mayoría de buena familia y muchos, en la actualidad, ligados al PP - sin ninguna conciencia social y con abundancia de medios y subvenciones, que solo buscaba la diversión, el postureo y forrarse, mientras los músicos auténticos - en todos los sentidos - se quedaron al margen.
 Mal podemos reivindicar la Memoria Histórica si no recordamos el pasado cercano y adoramos mitos a los que les hemos visto los pies de barro. Como se los hemos visto a Susana y a Espe, la una apelando a la responsabilidad de los demás para que le dejen sentarse en el Sillón y la otra "regresando" - ¿es que se había ido? - para regenerar la Política y salvar la Democracia Occidental.
 Amiguitos, tenemos lo que nos merecemos.

 Salud y saludos

 Pelota Productions