jueves, 5 de diciembre de 2013

PATRICIOS, PLEBEYOS Y ESCLAVOS


 ¡Hola amiguitos!
 El otro día estuve viendo una exposición sobre la vida en la antigua Roma. En la entrada un panel explicativo venía a decir que, después de ver la exposición, el visitante llegaría a la conclusión de que los romanos no eran muy diferentes a nosotros. Lo que es, evidentemente, cierto, pero (de nuevo a vueltas con el lenguaje) ¿no sería mas correcto decir que somos nosotros los que no somos muy diferentes de los antiguos romanos?.
 Con esto y las tres noticias de esta semana tenía pensado soltaros un rollo sobre lo poco que ha evolucionado la Humanidad desde los tiempos de la Antigüedad y las muchas similitudes entre la sociedad romana y la actual, haciendo especial hincapié en la división de sus integrantes en tres estamentos, Esclavos, Plebeyos y Patricios.
 Pero, amiguitos, aunque no lo parezca por lo fluido de mi prosa, escribir no es lo mio y, la verdad, es que cada una de estas crónicas me cuesta un esfuerzo ímprobo. Y esta semana me encuentro poco expansivo y un tanto vago, así que os voy a ahorrar el tostón.
 Solamente voy a llamar vuestra atención sobre una sutil diferencia entre ambas sociedades. Y es que, mientras que a ningún habitante del Imperio Romano le cabía la menor duda sobre a que estamento social pertenecía, los de este Imperio Americano en plena decadencia no parecemos tenerlo muy claro (a excepción de los Patricios, por supuesto) lo que no contribuye, precisamente, a frenar su caída.
 En efecto, desde que los Patricios del siglo XVIII empezaron a darse cuenta de que dar cama y comida a los esclavos salía carísimo y empezaron a llamarlos asalariados y a dejar que se buscaran alojamiento y pitanza por su parte, y desde que la Globalización ha hecho innecesario que vivan, ni siquiera, en el mismo país, hoy en día buena parte de los Esclavos está convencida de que, en realidad, son Plebeyos. De segunda tal vez, pero Plebeyos, y han renunciado a luchar por la Emancipación. Y, de la misma manera, desde que los Plebeyos han podido acceder a comprarse un coche de semi-lujo o un abriguito de pieles, muchos de ellos están convencidos de que son Patricios y han empezado a pensar: “para los Plebeyos mierda”.
 Solo así se explican cosas como el que a tantos apellidos les haya brotado un De últimamente, o el que en un país como España, donde el censo de Patricios no creo que supere los 20.000 “fuegos”, el Partido Popular tenga unos diez millones de votantes asiduos.
 Por eso creo que noticias como las de esta semana, en las que podemos ver a los auténticos Patricios, ya sean aristócratas, políticos o empresarios, ejercer sin complejos privilegios de clase a los que jamas podrá acceder ningún Plebeyo, deberían ayudar a que cada uno vea con mas claridad cual es su puesto en esta sociedad. Pero me temo que eso es mucho pedir y que tendré que seguir escuchando cosas como a un oficinista de medio pelo decir “oye ¡que yo no soy un obrero!”.

 Salud y saludos

 Pelota Productions