jueves, 26 de septiembre de 2013

EL DESCUBRIMIENTO DE LA PÓLVORA

¡Hola amiguitos!
Hace no mucho había un anuncio de cierta marca de yogur, de las de toda la vida, en el cual promocionaban una nueva variedad diciendo algo así como que era “como los de antes”. Recuerdo que lo escuché varias veces antes de caer en la cuenta de que, al afirmar que la nueva variedad era mejor, por que era como los de antes, ¡estaban reconociendo que los yogures normales que venden hoy son peores que los que vendían antes!.
Pues, el otro día, me volvió a pasar algo parecido. Había leído un artículo en el que se hablaba del “auge de la Economía Financiera frente a la Economía Productiva”. Y, esta vez, tuvieron que pasar varias horas, después de haberlo leído, para que se encendiera la lucecita y cayera en la cuenta: al contraponer la economía financiera y la productiva ¡estaban reconociendo, implícitamente, que la economía financiera no produce nada!.
Imagino que habrá quien piense: ¡pues vaya lumbrera!, ¡a estas alturas acaba de descubrir la pólvora!. Por que se trata de algo que todos sabemos, igual que sabemos que los yogures de ahora no son como los de antes o que las galletas rellenas de chocolate traen menos, y peor, chocolate que antes. Pero es que mi estupor no proviene de enterarme de algo que es obvio, sino del hecho de que se reconozca públicamente, aunque sea por un lapsus linguae o por un despiste de los publicistas.
Por que hay muchas cosas que, aunque todo el mundo las sepa (o, al menos, todos los que tienen dos dedos de frente y los usan), jamás se reconocerán públicamente, y mucho menos por los responsables o los beneficiarios del asunto en cuestión. Principalmente por que así se puede seguir actuando con total normalidad como si no fueran verdad (¿os he hablado alguna vez del doblepensar?). Acordaos, por ejemplo de la (im)famosa burbuja inmobiliaria. Aunque cualquiera con un coeficiente intelectual por encima del del ministro Wert (o, para el caso, de una berenjena) era consciente de su existencia, las autoridades, tanto políticas como económicas, del PP o del PSOE, la negaron tajantemente y todo el mundo trató de seguir sacando tajada hasta que les explotó en las narices.
Pero, volviendo al tema del día, la Economía : a nadie que no lleve mechas en el pelo o no sea futbolista o algo así se le puede escapar que todo el tinglado financiero no produce absolutamente ningún beneficio para la sociedad en general, solo para los integrantes de tan selecto club. Que la Bolsa y los Mercados, tal y como funcionan hoy, no son mas que una especie de casino que se inventaron los banqueros filibusteros del siglo XIX para quedarse con los ahorros de la incipiente clase media trabajadora y en el que, como en todos los casinos, siempre acaba ganando la Banca. Y, sobre todo, que es falso que la buena marcha de todo este circo implique o redunde en la prosperidad de los ciudadanos, como lo demuestra el hecho de que países como India o China estén entre las primeras economías del mundo mientras que sus habitantes están entre los que peor viven.
Y sin embargo seguimos actuando como si los Mercados fueran algo tan evidente e inevitable como el Sol y la Luna y las leyes que los rigen tan insoslayables como la Ley de la Gravedad, aceptando que se sacrifiquen en sus altares nuestra prosperidad y la de nuestros descendientes. Y, al igual que utilizamos la palabra Democracia como si significara “gobierno del pueblo” cuando en realidad significa “sistema en el que cada cuatro años se nos permite elegir entre dos (y solo dos) opciones de gobierno”, utilizamos la palabra Economía como si significara “administración de la casa” (y su objetivo fuera, por tanto, la satisfacción de las necesidades humanas) cuando en realidad significa “sistema para que los que tienen dinero ganen mas dinero sin necesidad de ofrecer a la sociedad ningún beneficio”. En resumen, fingiendo hablar de economía productiva cuando en realidad hablamos de economía financiera.
Y así nos va.

Salud y saludos 

Pelota Productions




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