¡Hola
amiguitos!
Aunque
se hable, a menudo, de medios de comunicación de derechas y de
izquierdas, no hay que olvidar que para fundar un periódico, y no
digamos ya una emisora de radio o televisión, hace falta una pasta
gansa. Y, lógicamente, cuanto mas grande sea el medio, mas gansa
habrá de ser la pasta. Por eso dudo mucho que ninguno de los grandes
grupos mediáticos, propiedad de empresas multimillonarias y hasta
multinacionales, sea realmente de izquierdas. Como mucho pueden ser
del PSOE, que es como decir que uno es vegetariano pero que hay que
comer carne día si día también.
En
cualquier caso, como ya vimos en un capítulo anterior, el objetivo
principal de las empresas es procurarnos bienestar y felicidad, y
solo secundariamente ganar dinero, así que, si una parte de la
población demanda un determinado producto, ellos lo ofertarán,
incluso aunque, a la larga, sea algo contrario a sus intereses. Así,
por ejemplo, se explica que bancos e inmobiliarias siguieran
construyendo y vendiendo pisos aunque ello les acabara llevando, a
ellos y al país entero, a la ruina. Por que nosotros, inconscientes,
se lo demandábamos y ellos son incapaces de negarnos nada. De no ser
así la única explicación posible sería que el beneficio inmediato
y la avaricia los cegaron, y no hay mas que ver las caras de buenas
personas de banqueros y constructores y los estrictos principios
éticos por los que se rigen para darse cuenta de que esto no puede
ser. A parte de que ello pondría en duda uno de los principios
básicos del universalmente aceptado sistema económico liberal: que
los mercados se autorregulan (o, lo que es lo mismo, que la avaricia
nunca llega a romper el saco) y tantos y tan sesudos expertos no
pueden equivocarse. ¿A que no?.
Y
esta es la única explicación que se me ocurre para que un grupo
mediático tan rancio y conservador como A3 Media mantenga una cadena
como la Sexta que si, como os digo, no se puede decir que sea de
izquierdas, al menos es un sucedáneo de buena calidad. Lo hacen para
hacernos mas felices. Y es que, en estos tiempos de penurias y
estrecheces (materiales y espirituales), programas como “El
Intermedio” son un soplo de aire fresco, buen humor y sana mala
leche para todos aquellos que seguimos teniendo el corazón a la
izquierda y nos bombea sangre roja. Bienvenidos de nuevo, Wyoming y
compañía, y esperemos que por muchos años.
Por
que la verdad es que el panorama, a pesar de esos treinta y tantos
puestos de trabajo creados en el último mes y otros logros igual de
excelsos, no está para muchas alegrías.
En
Grecia, que cada vez es mas el espejo en el que podemos mirarnos los
españoles, ya han llevado a la practica las propuestas de Cañete
Triponcete y, mientras se preparan para sobrevivir al tercer rescate
que está a punto de caerles encima, se permite la venta de alimentos
caducados si se les rebaja el precio. Por si no tenía bastante el
pobre Diógenes con usar su candil para buscar un hombre honrado (hay
quién dice, incluso, que estaba a punto de tirar la toalla), ahora
lo va a tener que usar para buscar, en su tonel, algún alimento sin
caducar.
Y,
hablando de filósofos y humanistas, ahí tenemos al premio Nobel,
Barak Obama, a punto de preparar en pepitoria la paloma de la paz
para zampársela en compañía de sus amigos de la industrias
petrolífera y armamentística (genial la portada de “EL Jueves”
de esta semana). Por que si de lo que se trataba era de acabar con
la sangría en Siria, digo yo que bastaba con dejar de suministrarles
armas (ni físicas ni químicas). Pero, claro, volviendo a lo que os
decía mas arriba, se ve que hay mucha gente que adora las armas y
las necesita para ser feliz. Y, cuando el señor al-Assad se las pide
poniendo ojazos de gatete de powerpoint, los fabricantes, personas de
tierno y sensible corazón, son incapaces de negárselas.
Verdaderamente,
hoy en día, ser empresario es una prueba durísima. No sabemos la
suerte que tenemos los trabajadores de no tener que enfrentarnos a
dilemas éticos tan espinosos.
Salud
y saludos
Pelota
Productions
No hay comentarios:
Publicar un comentario